Queridos todos: en muchas oportunidades nos encontramos de maneras distintas, tomar decisiones, capacitaciones, etc; momento de reflexionar y pensando hacia delante.
Hoy nos congregamos por un motivo y acontecimiento distinto “La partida y despedida de Silvina: una ausencia caracterizada por una fuerte presencia”. Está y seguirá estando, prestando su servicio y apoyo desde otro lugar, desde el Señor, desde Dios.
- A todos y cada uno se nos dio el Don de la vida. Estamos para vivir nuestra misión (proyecto de vida) y volvemos a Dios. Hubiese sido injusto si nos hubiese creado para morir: la Muerte es un paso a la Vida (Vida plena y para siempre).
- Esta Plenitud anticipada comienza aquí- (no es mi deseo e intención hacer un culto a la personalidad), porque todos tenemos capacidades pero también somos frágiles, limitados, vulnerables.
- Silvina fue asumiendo responsable y exigentemente estos pasos de crecimiento durante sus distintas etapas de vida (misionera en el Barrio San Francisco, trabajó con adolescentes, miembro de distintos movimientos). Etapas a veces duras y conflictivas, otras de calma.
Movediza, Constante, (a veces empecinada) se exigía y exigía. Una joven mujer que estuvo marcada y se caracterizó por:
-Una mujer comprometida: con las realidades diarias y apostando a todo tipo de proyectos (a veces desafiantes y difíciles).
-Una militante tenaz por el logro del bien común.
-Con inclinación y opción marcada a un trabajo por la defensa de la dignidad humana, especialmente a los hermanos excluidos, desposeídos, ignorados.
Utilizó todos sus medios a su alcance, pero apostó fuertemente a esta Herramienta Educativa del Banquito de la Buena Fe y terminó entregando su vida.
Un testimonio viviente de que se puede ayudar desde nuestra Fe y con el esfuerzo sostenido de un Equipo que conforta y acompaña.
Silvina: Seguí Ayudándonos a seguir fuertes, unidos y esperanzados y sin claudicar. Amén.
A su familia (mamá, hermanos, sobrinos) nuestro compromiso de estar cerca.